martes, 14 de octubre de 2014

LA MEMORIA CRIMINAL DE COLOMBIA SE ESCRIBE A CUATRO MANOS.

El presidente Juan Manuel Santos, pretende escribir la memoria criminal de este país a cuatro manos, dándole oportunidad a las Farc  que la manoseen a su antojo y tracen los hechos a su libre albedrío. Esa mácula, de permitirse, quedará grabada como uno de los episodios más tristes y sórdidos de la democracia de Colombia. Un presidente que pretende entregar el solio de Bolívar a la criminalidad a cambio de inmortalizar su nombre, será ciertamente un karma para las presentes y futuras  generaciones que tendrán que arrastrarlo con vergüenza eterna.  

La historia presente y venidera, mostrará como un presidente confabulado, puede convertir a la usanza de los acontecimientos mediáticos, en utopía la lucha de la institucionalidad contra el terrorismo; si el país lo aprueba, más de 50 años se echaran en un instante al tanque de la ignominia. De nada importarán los cientos de miles de policías y militares que dieron y han dado sus sueños y su vidas para proteger la de sus compatriotas, ni los casi 500 mil muertos y secuestrados en una demencial ola de crímenes llevados a cabo por una primitiva y cobarde insurrección, que se esconde como parias en las entrañas de nuestra propia geografía patria, allí agazapados los terroristas vomitan cilindros repletos de odio con las que incendian pueblos y matan compatriotas con total y absoluto desprecio.

Este sistema criminal usado por décadas, está articulado a un brazo político prolongado que como topo infiltró la Presidencia de la República, el Congreso Nacional y Altos Cargos Públicos, en razón a confundir la opinión con debates estratégicos, y arengas tramposas, además de haber organizado un siniestro aparato jurídico urdido contra el país para extraer de sus arcas billonarias sumas.

Con este salvaje cuadro de crímenes, violaciones y engaños, será muy difícil sanear de un momento a otro, las profundas heridas causadas en el alma y en el sentimiento de los colombianos, como pretende el gobierno y las Farc.,  y más cuando con unos pre-acuerdos (no sabemos si son los originales) suscritos con los terroristas, se quiere obligar al país a entregarle a la guerrilla el perdón y el olvido total de sus tenebrosos actos. Al  unísono con esto, el gobierno nacional ha lanzado una feroz y desleal campaña publicitaria, periodística y jurídica, contra la oposición no solo para estigmatizarla, acusarla de delitos no cometidos, sino señalarlos peligrosamente como enemigos de la patria, a menos que le hagan un guiño a las negociaciones de La Habana.

La historia cierta y verdadera hablará por sí sola, juzgará con severidad al autor y autores de esa traición criminal que se gesta, pero en un tiempo, no muy lejano, Cortes Internacionales, no las nuestras, encausaran a los responsables de los latrocinios. Seguramente antes de que esto suceda, el país pasará penurias infinitas, volver a la institucionalidad, a libertad y a la democracia, será muy costoso; nos llevará décadas recuperarnos de la tramoya,  si la entrega de la patria finalmente se concreta.  

miércoles, 8 de octubre de 2014

Bogotá necesita Metro y más troncales de Transmilenio, pero…

Bogotá como otras ciudades de Colombia, necesita Metro, Tranvía, + Transmilenio, Metro-cable, SITP y todas las opciones de transporte masivo, que sean viables y que se  puedan aplicar  en razón  al crecimiento y las necesidades de la capital.  

La ciudad está rezagada 20 años en soluciones eficientes e integrales de transporte masivo, con el consabido deterioro de la calidad de vida de los capitalinos, agravado en razón a que los alcaldes de izquierda que han gobernado los últimos tres periodos, no han tenido el conocimiento suficiente, ni se han hecho asesorar debidamente, ni han tenido la voluntad política para poner en funcionamiento lo que estaba proyectado en materia de transporte público y movilidad para la ciudad. El SITP por ejemplo reorganiza todo el sistema de transporte de buses de la ciudad haciéndolo más racional y competitivo. Pero la mala interpretación que le dio Petro a la evolución del sistema, hizo que Bogotá perdiera sus rutas, afectara aún más la movilidad y extendiera el problema del transporte.

Otro punto en cuestión fue la negativa permanente de esas administraciones a construir en el plazo previsto, las  troncales de Transmilenio; cuando se inauguró el sistema de buses  articulados se dijo que en el 2015 la red completa de Transmilenio estaría interconectada, estamos a un año del plazo y el atraso es de más del 70%; además la falta de renovación y mantenimiento del parque automotor de Transmilenio, es otra razón para que el sistema en varios lugares haya colapsado, y en otros, sea la causa de accidentes. El asunto como se puede observar, no es meterle más buses al sistema, que entre otras cosas, ya no soporta uno más, o ampliar los vagones, o construir más  portales como lo afirma Petro.

Tal y como se ven las cosas, y por lo contextualizado aquí,  la definición de los grandes decisiones  del Metro se deben empezar a tomar una vez el alcalde Petro se vaya, bien porque termine el periodo, porque agobiado por las circunstancias renuncie, o porque las Altas Cortes se pronuncien a favor de la medida disciplinaria impuesta por la Procuraduría.

 Si el SITP le quedó grande en su desarrollo al Alcalde, ¿cómo será la definición del trazado, la arquitectura del mismo, y la planeación de las obras del Metro? ¡Terrible!