sábado, 18 de enero de 2014

El Fiscal Montealegre

Cuando se eligió  Fiscal General a Eduardo Montealegre, los colombianos, en su mayoría, nos pusimos como su apellido. Creímos que por fin se había dado en el clavo. Un Fiscal con todas las de la ley. Sus primeras declaraciones nos avistaba un hombre ecuánime, capaz, imparcial, conocedor, la justicia iba a tener en este hombre de leyes, un juez justo, un reformador.
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No fue necesario muchos días para que el Fiscal pelara el cobre. Frustración al extremo. Montealegre se mostró como un Fiscal de bolsillo, un correveidile al servicio del presidente Santos, sin criterio, y lo más grave, empezaron a ventilarle ciertos trapos sucios.

La Contralora General denunció que Eduardo Montealegre recibió dineros de Salucoop, EPS con la que el Fiscal suscribió meses antes contratos millonarios; el asunto es que recibió anticipos de esos trabajos y no los reintegró, no obstante haberse posesionado ya como Fiscal General.

¡Ahí fue Troya! El Fiscal, de manera ilegal, arbitraria, usando su cargo para amedrantar a la Contralora, allanó sus oficinas de Bogotá, trató de montarle una farsa haciéndole aparecer un contrato de arrendamiento de la sede física de la contraloría, con aparentes sobrecostos. El plan de ablandamiento no surtió efecto, todo lo contrario, la Contralora Morelli incontinenti puso en conocimiento de la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes el hecho.

 Montealegre encontró en el caso Petro, la disculpa perfecta para emprenderla contra el Procurador General al que considera aliado de Morelli. El Fiscal dio declaraciones desobligantes, amenazadoras, descalificando la decisión del Procurador Ordoñez de destituir al Alcalde. Recordemos que la sanción – justa – se debió al cambio de modelo de basuras que metió a la ciudad en problemas de toda índole. Asunto que todavía estamos padeciendo y pagando los bogotanos; el embeleco le representó a los bogotanos, más de doscientos cincuenta mil millones de pesos.

 El Fiscal Montealegre con sus actuaciones ha perdido credibilidad; polarizó y politizó aún más la rama, dividió la opinión, y lo más grave, de manera soterrada se empecina en atravesársele al fallo de destitución de Petro, con justificaciones baladíes. Claro que en ello hay más de mandados al gobierno Santos, que decisiones propias.

Le va ser difícil al Fiscal General resistir, ha perdido respeto y credibilidad; la justicia otra vez al garete, el Fiscal se ha prestado para que se pierda la institucionalidad; cuando debió haber actuado como fuerza monolítica, en defensa de la constitución, de las leyes, de la democracia, le dio por apoyar al alcalde, que además está siendo investigado por entregar decenas de contratos sin el lleno de requisitos, licitaciones públicas a dedo y crear una frondosa nómina paralela, la que utilizada al mejor estilo chavista.  

Es tal la permisibilidad de Montealegre con el gobierno, que las graves denuncias contenidas en el computador de Casa de Nariño donde se revela un feroz clientelismo, las tiene engavetadas; al respecto no se ha pronunciado cuando ya debería estar originando resultados: yo te tapo, tú me tapas, ellos me tapan, nosotros nos tapamos…